La participación de la familia de los niños con trastorno del espectro autista (TEA) en las terapias de Análisis Conductual Aplicado (ABA) constituye un factor fundamental para aumentar los resultados beneficiosos.
Si bien cada programa puede resultar diferente debido a que analiza las características particulares del paciente, la variable constante para el éxito de las terapias es el apoyo de los padres, abuelos, maestros y tutores legales en general.
En este sentido, los expertos coinciden en la necesidad de que los cuidadores continúen el uso de las técnicas ABA con el fin de que los niños no se deshagan de las nuevas habilidades adquiridas.
De acuerdo con múltiples estudios realizados, la efectividad de las terapias en cuanto a la adquisición de habilidades cognitivas y de desarrollo es mayor en aquellas donde los tutores continúan practicando las técnicas en el hogar.
No obstante, las investigaciones han apuntado que el estrés constituye la causa fundamental de la ausencia participativa de los tutores en los programas de intervención temprana. Los padres a menudo argumentaron que “estaban demasiado ocupados”, lo que terminaba afectando significativamente el desarrollo de los niños y la calidad de vida de la familia en general.
A partir de ello, resulta crucial la participación activa de la familia en pos de mejorar las habilidades conductuales, sociales, de comunicación y de aprendizaje del niño. Sin embargo, también debe existir un equilibrio debido a que en algunos casos los tutores intervienen de manera excesiva, lo que puede perjudicar el avance de las terapias.
En consonancia, la comunicación fluida entre cuidadores y especialistas es clave para una mayor efectividad. A su vez, cabe resaltar la capacitación de los tutores, lo cual conlleva una atención particular atendiendo las características de cada familia. Esto permite adaptar las estrategias a las necesidades específicas.
Debe existir un enfoque colaborativo entre las partes. Por ejemplo, si los cuidadores observan una nueva conducta en el paciente, resulta fundamental que sea comunicada a los terapeutas con el fin de abordarla en las sesiones. Este intercambio de información facilita un tratamiento más completo y personalizado para cada niño con TEA.
En resumen, la implicación activa de la familia en las terapias ABA es esencial para optimizar los resultados. La colaboración constante de padres, abuelos, maestros y tutores legales juega un papel fundamental en el desarrollo y consolidación de las habilidades adquiridas.
La comunicación abierta entre cuidadores y especialistas, junto con la formación continua de los tutores, son aspectos esenciales para asegurar un enfoque integral y eficaz en el abordaje del TEA.
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